lunes, 17 de julio de 2017

GLOW: una de las revelaciones del año

Cercana, sencilla y humana. Difícil esperar esas características de una serie que refiere al mundo de la lucha libre, uno de los negocios “deportivos” más prolíficos de Estados Unidos, y que marcó toda la década del ’80 y a muchas generaciones. Sin embargo, “Glow” lo usa como trampolín y termina presentándonos un grupo de mujeres que sólo busca una segunda oportunidad.


Netflix tiene en su parrilla casi todos los documentales que comentan la historia de este deporte-entretenimiento, incluso aquel que muestra cómo fue el suceso del verdadero “Glow”. Porque en los ‘80, efectivamente, hubo un grupo de mujeres que protagonizó el programa Gorgeous Ladies of Wrestling (GLOW), llevando la lucha libre femenina a la televisión; eran actrices, modelos o deportistas que buscaban un lugar en el mundo del espectáculo, mismo panorama que ofrece el guion de esta serie que Netflix estrenó en junio, y que está producida por Jenji Kohan, creadora de “Orange is the New Black” y “Weeds”, y que fue idea de Liz Flahive y Carly Mensch, dos guionistas de “Homeland” y “Nurse Jackie”, es decir, un trío que se especializa en fabricar historias de mujeres potentes para la pantalla.

Una de las cosas buenas de “Glow” es que mantiene bastantes similitudes con OITNB; la influencia de Kohan se siente de principio a fin, principalmente en lo que refiere al rápido conocimiento e identificación de la estructura de los personajes, y el hecho de  concentrarse fuertemente en la trama central, sin dejar espacio a las sub-tramas que no aportan a la principal. Eso ayuda a enganchar y avanzar. Otro detalle sorprendente es el  elenco variopinto que presenta la serie, pero que pone el acento en dos personajes: Ruth Wilder (Alison Brie) y Sam Sylvia (Marc Meron), dos personas que comparten características, como tener marcada la impronta del “fracaso” y la supervivencia. La otra en discordia es Debbie, quien ha tenido una vida más privilegiada que la de Ruth y Sam pero, así y todo, no ha logrado sentirse feliz con ella misma. Y el rico elenco de secundarias completa una oferta que, al segundo capítulo, ya te tiene completamente atrapado. Hay mucho potencial en personajes como Tammé, la Reina de los Subsidios, o la mujer loba. Este grupo cumple con la función de denunciar el tratamiento, lleno de clichés, que se les daba a estos grupos (indios, negros, asiáticos, borderline) en la televisión de los '70 y '80.

Allison Brie está excelente en la interpretación de esta aspirante a actriz que, cada día, despierta sin saber qué quiere hacer con su vida, mientras que el comediante Marc Meron logra que la audiencia simpatice con este patán, director de películas B, que acepta este proyecto con la esperanza de financiar su siguiente film. Otro acierto es que los episodios duran sólo media hora (salvo el piloto) y cada uno de ellos estaba perfectamente editado, ya que los cierres dejaban el capítulo por lo alto, permitiendo que pudiera ser visionada como maratón. Lo negativo de ello es que no queda suficiente tiempo para conocer a todas las luchadoras, pero eso da pie para pensar que habrá otra temporada que resuelva eso (aunque últimamente, Netflix anda cortando proyectos como loco).




Del guion, no sorprende que sea la humanidad de la historia y la simpleza con la que se cuenta, lo más destacado. La producción se observa mínima y, sin embargo, deja un agradable sabor de boca, y muchas ganas de ver más escenas como aquella en que Ruth y Debbie, finalmente, se enfrentan en el ring bajo la incomparable melodía de  “Invincible”, de Pat Benatar. Gran momento.
También es muy emotivo el capítulo que es dedicado al Chavo Guerrero Jr. (luchador retirado que entrenó al grupo en su preparación para la serie).


“Glow” no es una absoluta maravilla y, claramente, no pretendía serlo. Lo que sí es innegable es su potencial y las aristas que tiene para seguir creciendo. Es muy amena, está perfectamente ambientada y no abusa de la nostalgia que genera (sobre todo a los fans del wrestling que, sin duda, recordaron toda su infancia en cada episodio y a Hulk Hogan, en particular). La serie se disfruta y  respira los ’80, algo que Netflix busca en sus series tipo “apuesta”.
Los créditos, llenos de neón y letras kitsch, y una banda sonora poderosa, con “The Look” de Roxette, “Under Pressure” de Quenn y Bowie  e “Invincible” de Pat Benatar, y de ahí hacia arriba.

Sin duda que esta serie es una de las revelaciones del año.




A más de 30 años del debut de la verdadera “Glow”, todavía se debate si ésta empoderó o explotó a las mujeres que participaron de sus cuatro temporadas. La serie toca ese tema superficialmente, lo que también da pie para pensar en una segunda temporada.
Pero no vayan a pensar que sólo los fans de la lucha van a disfrutarla, claro que no. Los que son ajenos a este deporte deben darle una oportunidad, más aún, considerando el tridente femenino que está a cargo de la producción y guion.

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