Cercana, sencilla y humana.
Difícil esperar esas características de una serie que refiere al mundo de la
lucha libre, uno de los negocios “deportivos” más prolíficos de Estados Unidos,
y que marcó toda la década del ’80 y a muchas generaciones. Sin embargo, “Glow”
lo usa como trampolín y termina presentándonos un grupo de mujeres que sólo
busca una segunda oportunidad.
Netflix tiene en
su parrilla casi todos los documentales que comentan la historia de este deporte-entretenimiento,
incluso aquel que muestra cómo fue el suceso del verdadero “Glow”. Porque en
los ‘80, efectivamente, hubo un grupo de mujeres que protagonizó el
programa Gorgeous Ladies of Wrestling (GLOW), llevando la lucha libre
femenina a la televisión; eran actrices, modelos o deportistas que buscaban un lugar
en el mundo del espectáculo, mismo panorama que ofrece el guion de esta serie
que Netflix estrenó en junio, y que está producida por Jenji Kohan, creadora
de “Orange is the New Black” y “Weeds”, y que fue idea de Liz Flahive
y Carly Mensch, dos guionistas de “Homeland” y “Nurse Jackie”, es decir, un
trío que se especializa en fabricar historias de mujeres potentes para la
pantalla.
Una de las cosas buenas de “Glow”
es que mantiene bastantes similitudes con OITNB; la influencia de
Kohan se siente de principio a fin, principalmente en lo que refiere al rápido
conocimiento e identificación de la estructura de los personajes, y el hecho de
concentrarse fuertemente en la trama
central, sin dejar espacio a las sub-tramas que no aportan a la principal. Eso
ayuda a enganchar y avanzar. Otro detalle sorprendente es el elenco variopinto que presenta la serie, pero que
pone el acento en dos personajes: Ruth Wilder (Alison Brie) y Sam Sylvia (Marc
Meron), dos personas que comparten características, como tener marcada la
impronta del “fracaso” y la supervivencia. La otra en discordia
es Debbie, quien ha tenido una vida más privilegiada que la de Ruth y Sam pero,
así y todo, no ha logrado sentirse feliz con ella misma. Y el rico elenco de secundarias
completa una oferta que, al segundo capítulo, ya te tiene completamente
atrapado. Hay mucho potencial en personajes como Tammé, la Reina de los Subsidios,
o la mujer loba. Este grupo cumple con la función de denunciar el
tratamiento, lleno de clichés, que se les daba a estos grupos (indios, negros,
asiáticos, borderline) en la televisión de los '70 y '80.
Allison Brie está excelente en la
interpretación de esta aspirante a actriz que, cada día, despierta sin saber
qué quiere hacer con su vida, mientras que el comediante Marc Meron logra que
la audiencia simpatice con este patán, director de películas B, que acepta este
proyecto con la esperanza de financiar su siguiente film. Otro acierto es que los
episodios duran sólo media hora (salvo el piloto) y cada uno de ellos estaba
perfectamente editado, ya que los cierres dejaban el capítulo por lo alto,
permitiendo que pudiera ser visionada como maratón. Lo negativo de ello es
que no queda suficiente tiempo para conocer a todas las luchadoras, pero eso da
pie para pensar que habrá otra temporada que resuelva eso (aunque últimamente,
Netflix anda cortando proyectos como loco).
Del guion, no sorprende que sea la
humanidad de la historia y la simpleza con la que se cuenta, lo más
destacado. La producción se observa mínima y, sin embargo, deja un agradable
sabor de boca, y muchas ganas de ver más escenas como aquella en que Ruth y
Debbie, finalmente, se enfrentan en el ring bajo la incomparable melodía de “Invincible”, de Pat Benatar. Gran momento.
También es muy emotivo el
capítulo que es dedicado al Chavo Guerrero Jr. (luchador retirado que entrenó
al grupo en su preparación para la serie).
“Glow” no es una absoluta
maravilla y, claramente, no pretendía serlo. Lo que sí es innegable es su
potencial y las aristas que tiene para seguir creciendo. Es muy amena, está
perfectamente ambientada y no abusa de la nostalgia que genera (sobre todo a los
fans del wrestling que, sin duda, recordaron toda su infancia en cada episodio y a Hulk Hogan, en particular). La serie se disfruta y respira los ’80, algo que Netflix busca en sus
series tipo “apuesta”.
Los créditos, llenos de neón y letras kitsch, y una banda sonora poderosa, con “The Look” de Roxette, “Under Pressure” de Quenn y Bowie e “Invincible” de Pat Benatar, y de ahí hacia arriba.
Sin duda que esta serie es una de las revelaciones del año.
Los créditos, llenos de neón y letras kitsch, y una banda sonora poderosa, con “The Look” de Roxette, “Under Pressure” de Quenn y Bowie e “Invincible” de Pat Benatar, y de ahí hacia arriba.
Sin duda que esta serie es una de las revelaciones del año.
A más de 30 años del debut de la
verdadera “Glow”, todavía se debate si ésta empoderó o explotó a las mujeres
que participaron de sus cuatro temporadas. La serie toca ese tema superficialmente,
lo que también da pie para pensar en una segunda temporada.
Pero no vayan a pensar que sólo los fans de la lucha van a disfrutarla, claro que no. Los que son ajenos a este deporte deben darle una oportunidad, más aún, considerando el tridente femenino que está a cargo de la producción y guion.
Pero no vayan a pensar que sólo los fans de la lucha van a disfrutarla, claro que no. Los que son ajenos a este deporte deben darle una oportunidad, más aún, considerando el tridente femenino que está a cargo de la producción y guion.
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