La ganadora de Cannes 2013 ha llegado a
Chile, aunque los cinéfilos ya la habíamos visto por otras vías. Pero comprobamos
que obras de esta magnitud hay que verlas en la gran pantalla porque aunque
está basada en una historia escrita, La Vie de Adele no es teoría literaria, es
la narración de una sensación de vida.
La película se basa en un método, que es la observación.
Y podríamos decir que Abdellatif Kechiche es un gran observador. Su puesta en
escena decide fijar el primerísimo primer plano como carta de presentación para Adele……durante
la primera hora de película la vemos bostezando, escuchamos el ruido que hace
cuando mastica la pasta, nos deja claro que tiene una fijación con su pelo,
vemos la saliva que le sale de la boca cuando duerme etc, pero mientras, en
paralelo, la película avanza en meses, y vamos descubriendo como pasan 3, 4
años de la vida de esta adolescente. El director nos coloca tan cerca de la chica
que la imagen transmite al espectador las mismas sensaciones que Adèle procesa
en su interior, siempre al medio entre la mujer trágica y la independiente.
El movimiento, lo físico, es lo que mueve este film. Y eso
ayuda a que Kechiche se desprenda del verso, de hacer escenas para justificar
lo que mostró antes o en explicar la casualidad….nada de eso, aquí hay diálogos
mínimos, justos, pero necesarios y potentes.
En un momento me sentí cómo leyendo el diario de vida de
una joven que se va descubriendo en múltiples niveles. Y esa sensación no es
cómoda para todo el mundo. La historia puede llegar a ser muy grande para
algunos, pues siempre terminamos recordando algo que vivimos, y eso conecta con
la emocionalidad más íntima; la emoción nos atrapa y ya no sabemos qué tan real
y tan ficticio es lo que vemos. Y esa confusión se provoca por un guion bien
construido pero también porque las actrices están realmente geniales.
El personaje de Adele está tan bien delineado, tan definido, que le quedó
como guante a Adele Exchachoupoulos (tan bien que hasta lleva su nombre). Su
cara de niña frágil nos hace sentir total empatía con las dudas que va
sintiendo a través de esos primerísimos primeros planos ….ella no es la
heroína, es una niña normal ,y el guion no la presenta aparatosamente como para
que tengamos que descifrar que lo que ella busca es definirse en sentimientos y
proyecciones de vida. Por el otro
lado está Emma, interpretada ferozmente por Lya Sedoux. Ella se transforma en
el misterio de la película, con una caracterización física masculina muy bien
lograda, pero que igual nos muestra a una mujer delicada, comprensiva.
El momento de inflexión del film es cuándo se van a vivir
juntas….se supone que han pasado años, se supone que los padres de Adele
aceptaron su condición; esto nunca se cuenta, no se relata pero está muy
implícito en el tiempo de la película. Cuando llega este período es cuando el
director se pregunta si hay algo más irreversible que el desamor….y empieza el
período de negación, de una nueva búsqueda, de la desconfianza, del quiebre
violento, lleno de dolor, en una escena fantásticamente bien lograda.
Y claro que hay que opinar sobre las escenas de sexo. Voy
a intentar opinar. En las escenas que tanto han dado publicidad a la película
se juntan dos aspectos centrales para mi comprensión del por qué Kachiche llegó
a este nivel de intimidad: los primeros planos son centrales en su forma de
narrar; su tratamiento de la cámara, que recorre cada punto del cuerpo de estas
jóvenes, y que nos trata de guiar no al lesbianismo, sino a la comprensión del
placer. El otro factor, es cómo el director presenta al cuerpo como una
herramienta interpretativa de este amor que se está sintiendo fuertemente, que
es pura emoción. Como lo mencioné, me sentí espiando el diario de vida de una
joven, pero comprendo que ese nivel de explicitud nos prepararía para lo que
vendría más adelante, con otros torbellinos de emociones que a muchos les pasó
la factura.
El peligro de la película es caer en el morbo masculino
de ir a ver mujeres desnudas teniendo un sexo salvaje. Imposible luchar contra
eso, menos en este país que no tiene tradición de cine arte, de cine que trata
al cuerpo humano como una herramienta. Pero bueno, lo genial es que esta cinta
multipremiada ha llegado, no con la bandera de lucha del lesbianismo, sino como
una mirada extrema a una hermosa historia de amor, a la cual le debería quedar
otro capítulo por escribir.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPara mi ha sido junto con La gran Belleza, las mejores películas del 2013, "La vida de Adèle" traspasa lo que es la interpretación, es un bocado de realismo puro y duro, se palpa cada sentimiento en cada gesto, en cada mirada y caricia, por no hablar de lo bien que ha sabido estructurar el director todo el proceso de amor y desamor, mostrándonos en primera instancia la pasión del primer encuentro y contrayendo esa pasión a medida que iba avanzando la relación.
ResponderEliminar